Dedaloria Una Búsqueda de Pertenencia

Rompe las reglas para encontrarte a ti mism@ Idea y Redacción por Tanarotte Dedaloria es una fusión de la palabra Dédalo (laberinto) y Noria (fortuna). Y surge por la necesidad de dar voz a las disidencias, a lxs marginadxs, a lxs siempre bichxs rarxs

EL COMIENZO…

Leumas es une gatite, que nació y creció en un reino donde todo el que habita es gato. Sin embargo, elle sabía en el fondo que tal vez eso no era lo suyo: que sí, que la independencia es una cosa muy chula, pero le parecía a veces que esa actitud tan gatuna podía llegar a ser ruda. Elle buscaba algo más tierno, tanto, que se identificaba con las aves que veía en su pueblo; no las cazaba ni las ahuyentaba: las admiraba. Leumas soñaba con tener alas, pensaba que mejor que ser independiente, era ser libre, sin ser indiferente a las realidades tan diversas que nos rodean. Estaba claro, nuestre gatite quería ser más que une feline: quería volar, quería ser une ave.

SI NO LAS ROMPO: ME ROMPEN ELLAS

Conforme Leumas crecía, se daba cuenta que muchas cosas eran absurdas en su pueblo e incluso en su familia. Elle no entendía porqué cuando contaba su sueño de tener plumas o volar, la gente se reía o hacía gestos de decepción. Le decían “No, no ¡y no! ¡Somos gatos, niña!” -Niñe- Replicaba elle. “¡Lo que sea! Reglas de la naturaleza, son reglas de la naturaleza. Y una de ellas es que LOS-GATOS-NO-VUELAN”. Elle lo intentaba. Intentaba entenderlo, invalidaba incluso sus sentimientos y deseos, pero se daba cuenta que eso, sólo le estaba destruyendo. “No quieren que rompa reglas y no se dan cuenta que por no romperlas, me rompen ellas…”

UN NUEVO LUGAR

En el pueblo, como en muchos otros lugares, se escuchaba de vez en cuando una leyenda. Aquella que nos presentaba un lugar donde nadie era perfecto, nadie tenía que llenar una expectativa, pero sobre todo: nadie seguía la normativa. Era un lugar mágico ante los ojos de nuestre protagoniste: ahí todxs eran rarxs, todxs alguna vez fueron marginadxs. Dedaloria se llama. Pero según lxs ancianxs y las malas lenguas, no existsía dicho paraíso, a menos de que “fuese el mismo infierno”. Les aborrecía que hubiese quien soñara con ir allá, con emprender una búsqueda tan absurda. Pero Leumas ya no pensaba aguantar, elle decidió escapar, en el fondo sabía que allí aprendería a volar. Nadie más le iba a atar.

Así, recogiendo plumas y andando en círculos, Leumas emprendió su búsqueda. Poco a poco, se encontró en éste viaje a otrxs que también buscaban con esperanza ese lugar tan tierno, pero a la vez rádical. Y aunque ninguno sabía hacia dónde se dirigía, conforme avanzaban lo entendían: ellxs eran capaces de crear nuevos hogares, unos más suaves, más amables con las distintas realidades, porque cuando unx se atreve a hacer todo aquello que le dicen que no debe hacer, se permite entonces soñar, conocer, amar, pero sobre todo, apostar. Porque conectar con otrxs, después de haber sido aisladxs, es una apuesta. Incluso si Dedaloria no existiera, ellxs ya dieron el primer paso: romper la regla, salir de esta cajita donde siempre nos ponen. Dedaloria empezaba en ellxs, en “lxs rarxs”, en lxs que se fueron a seguir sus sueños y se encontraron en el viaje.
Ahora su colectividad era un hogar.